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En la actualidad la palabra perubólica es un término rara vez usado, pero que aún evoca recuerdos en los viejunos que como yo, crecimos en la década de los noventa; en la red se pueden encontrar varios relatos sobre este fenómeno, incluso yo mismo hablé sobre él alguna vez en mi canal, sin embargo siento que al igual que los demás, me perdí entre los recuerdos y no dije nada importante al final.

Es esta la razón entonces por la cual intentaré abordar de nuevo este tema, pero no simplemente enumerando los programas que veía, sino también tratando de enfocarme en cómo estos cambiaron a toda una generación de colombianos.

Para aquellos que no sean afines al tema, el término proviene de las palabras "Perú" y "parabólica", pero ¿qué relación tienen estas palabras? Si bien hoy en día el mundo es un lugar intercomunicado donde tenemos todo tipo de contenido en cualquier sitio gracias a internet, y donde para los más conservadores existen montones de opciones y suscripciones de televisión de pago asequibles a casi todos, sin hablar de la TDT, los noventa nos mostraban un paisaje completamente diferente donde en las pantallas colombianas solo aparecían cuatro canales, eso sí, cuando la antena de "pescado" o la de "conejo" lo permitían, estos eran Canal Uno, Canal A, Señal Colombia y Teleantioquia (o el canal regional según dónde viviesen).

Por esa misma época comenzaba a extenderse la televisión por cable, la compañía más conocida (y probablemente la única en ese momento) era "TV Cable", que aunque tal vez no tenía la tarifa más alta del mundo (no sé cuánto costaba), era una opción que no todos podían permitirse; fue así como se propagó por los diferentes barrios un servicio que no tenía marca, que no era tan pomposo, pero que sin duda suplía con una alternativa mejor que la televisión nacional, esta fue conocida como "la parabólica", nombre que surgió de las gigantescas antenas que se ubicaban en los techos o terrazas de las casas a donde llegaba la señal original y se decodificaba para ser enviada a las casas de los clientes por medio de cables.

Con la llegada de los nuevos canales se podía encontrar gran variedad de contenido para todos los públicos, y los pequeños no eran la excepción; de la mano de canales extranjeros comenzamos a ser bombardeados por montones de caricaturas japonesas y otros contenidos, en Colombia ya conocíamos series como "Caballeros del Zodiaco" (Saint Seiya), Power Rangers, Tiny Toons, o "Supercampeones" (Captain Tsubasa), sin embargo fue gracias a canales mexicanos, peruanos y quién sabe qué más, que vimos Dragon Ball desde que Gokú conoció a Bulma, hasta esa triste escena en que Gokú se va con Shen Long en Dragon Ball GT. Algo que se debe aclarar en este punto, es que la perubólica no disponía solo de canales peruanos como muchos pueden pensar, aunque fueron los canales que más resaltaron (y que menos quitaron) durante la existenca de este sistema de cable.

Como mencioné anteriormente, el anime era algo común en estos canales, lo que pudo haber contribuido  a que fueramos más propensos a acercarnos a las producciones japonesas, también había mucho contenido interesante aparte del anime (que en sí ofrecía ya contenido diverso), teníamos horror con "Escalofríos" y "¿Le temes a la oscuridad?" (este ultimo se emitió en Colombia), también tuvimos nuestras dosis de ciencia ficción con series como X-Files y Beast Wars: Transformers, series animadas de superhéroes y mucho más.

Aunque muchos de estos programas no se emitían en la televsión nacional, las compañías y otros comerciantes sabían del impacto que tenían y fue como empezamos a ver tasos (ya existían antes pero aprovecharon las nuevas temáticas), cuadernos, afiches, figuras, trading cards y todo tipo de mercancía relacionada con las series, haciendo que nuestro interés por estas se avivara aún más y en muchos casos contribuyó a desarollar ese gustillo de coleccionar cosas.

Al comienzo de la década del 2000 la perubólica era un fenómeno en estado de desaparición, y fue reemplazado paulatinamente por compañías de cable propiamente establecidas trayendo nuevos canales y programas, que junto a la masificación del acceso a internet siguieron influenciando a esa generación de adolescentes, preadolescentes y jóvenes adultos que sin saberlo, ya traían implantada esa semilla del frikismo.

Con este escrito no pretendo decir que fuimos la primera generación de colombianos que sintió interés por este tipo de contenidos, ni que somos los más expertos, y mucho menos que todo el frikismo se debe exclusivamente a estos hechos, sin duda hay muchas más cosas que nos influenciaron y hasta en un mayor grado que la televisión de los noventa, pero para muchos este fue un primer paso que nos ayudaría a redescubrir más adelante estas aficiones que se empezaban a difundir por todas partes. No era raro pues encontrar en esa primera década del siglo a gente interesada en el anime, los cómics, los videojuegos, la ciencia ficción y demás; no eramos esos geeks y otakus de hoy, nuestros gustos se fueron especializando con el tiempo y se abrió el camino a las generaciones que venían detrás, pero eso ya es parte de otra historia.



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